Aunque la Clozapina se descubrió en 1958, no despertó mucho interés en los primeros años porque, irónicamente, el hecho de que no causara efectos secundarios extrapiramidales (es decir, rigidez, temblor, lentitud...) hacía dudar de su potencial como antipsicótico. En sobre, en 1974, una inesperada sucesión de 8 muertes entre pacientes que tomaban Clozapina y otros medicamentos, provoca la práctica retirada de Clozapina del mercado. Sufrieron agranulocitosis, una caída drástica de neutrófilos, las células que nos defienden contra las infecciones. Todo cambió en 1988 cuando el psiquiatra John M. Kane demostró que Clozapina era eficaz en los pacientes con el subtipo de esquizofrenia más complicado y, desde de entonces, Clozapina sigue siendo una de las mejores armas terapéuticas para combatir la esquizofrenia resistente, que no responde a otros antipsicóticos. Clozapina no está exenta de efectos secundarios (sedación, aumento de peso, sialorrea , etc.) pero son manejables y la agranulocitosis, su complicación más temida, es extraordinariamente infrecuente (0'9%) y no suele aparecer más allá del primer año. Aún así, las autoridades sanitarias siguen recomendando la monitorización de los niveles de neutrófilos mediante analíticas periódicas durante todo el curso de tratamiento, semanales los primeros 4ʼ5 meses, más tarde mensuales, y entre mes y medio 2 meses a partir de entonces.
Después de fotografiarme en una prueba tan poco deseada en la que siempre te da rechazo a primera instancia, pretendo, mediante extracciones capturadas, en un total de 8 instantáneas, compartir esta rutina de visita periódica para controlar los efectos adversos de la Clozapina. Cada una de las fotografías va acompañada de la citación pertinente, desde Enero de 2020 a Febrero de 2021, para procurar mostrar un año continuo de este proceso sanitario, aunque finamente se haya demorado un mes. Pese a estar prohibido filmar o fotografiar en hospitales, gracias a los permisos pertinentes ya la colaboración del personal médico de psiquiatría del Hospital de Sant Paz, el proyecto ha podido desarrollarse. Me gustaría remarcar la disposición de las enfermeras Maria, Àngels e Isabel, así como el doctor De Diego, quien me otorgó la autorización, ya que sin ellos Extracciones no hubiera podido ser posible.
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